Hoy en día el ser individuo se puede confundir con ser egoísta, cuando en realidad existe una enorme distancia entre ambos conceptos. Una persona egoísta sólo se mueve por placeres efímeros e intereses mezquinos; un individuo se rige siempre por una finalidad que lo lleva a ser y estar mejor, al crecimiento interior y al bien común. Cuando una persona ha logrado ser un individuo puede causar molestia en terceros pues al ser independiente emocionalmente y no necesitar de los demás (en el mundo interno) para ser feliz se puede considerar egoísmo, aunque en realidad el egoísmo es todo lo contrario; una persona egoísta depende emocionalmente de otros para sentirse bien, un individuo se ocupa de liberarse de las cadenas emocionales que lo someten a la dependencia, esto le da la fuerza para relacionarse con los demás sin demandarles nada pues está satisfecho consigo mismo y de esta forma puede aportar algo positivo a sus vidas; el egoísta no tiene algo que dar pues está lleno de necesidades y carencias que lo hacen sentir mal, por lo tanto sólo exigirá de los demás lo que necesite sin pensar en ellos y esto afectará todas las relaciones que tenga.